Psicobiología

                         

Psicobiología, neuropsicología y desórdenes emocionales:

La Psicobiología, como señala Martínez Selva (1995), se define como aquélla disciplina científica que estudia las bases biológicas de la conducta, a saber: a) los mecanismos genéticos y neuroendocrinos que subyacen en el comportamiento; b) los cambios fisiológicos que preceden, acompañan o suceden a una determinada conducta; y c) la descripción de las relaciones existentes entre los mecanismos biológicos implicados y los procesos de la conducta.

La Neuropsicología, como señala Junqué (1994), constituye una rama de las ciencias que estudian las bases biológicas de la conducta. Su estudio requiere la integración de los esfuerzos de científicos de, por un lado, numerosas ramas de las ciencias básicas del sistema nervioso, como la Neuroanatomía, la Neurofisiología y la Neuroquímica, integrando asimismo los conocimientos de las ciencias médicas como la Neurología y de técnicas médicas como la Neurorradiología y la Medicina Nuclear, y por otro, las ciencias conductuales, destacando especialmente las aportaciones de la Psicología Experimental. Los esfuerzos científicos de estas disciplinas han posibilitado nuevas concepciones y formulaciones permitiendo, a su vez, el desarrollo de una nueva ciencia, la Neuropsicología, cuyo objeto central es el estudio del comportamiento humano basado en la función del cerebro.


En la actualidad, la Psicobiología, la Neuropsicología, la Psicología y la Psiquiatría mantienen estrechas relaciones de las que se derivan importantes implicaciones en la investigación básica, en la práctica clínica y en la propia relación entre estas disciplinas (Iruarrizaga, 1999). Por un lado, la Psicobiología y la Neuropsicología han contribuido al desarrollo de la Psicología y la Psiquiatría ayudando a esclarecer la relación entre la presencia de determinadas alteraciones emocionales y cognitivas y las distintas patologías, permitiendo reconocer los patrones de ejecución asociados con diferentes trastornos neurológicos y psiquiátricos (Cimino, 1994) y proporcionando información sobre los modelos neuropatológicos específicos de dichos trastornos (Keefe, 1995). Por otro, el establecimiento de patrones de déficit diferenciales ha permitido a la Psiquiatría disponer de criterios diagnósticos que posibilitan distinguir entre entidades nosológicas clínicamente diferentes (Ardila y Ostrosky-Solís, 1991), discriminar entre formas heterogéneas de algunos trastornos psiquiátricos (Keefe, 1995) y desarrollar hipótesis sobre las diferentes etiologías de una misma patología (Shallice, Burgess y Frith, 1991).

En la actualidad, el estudio de la conducta y de la actividad mental solamente puede ser entendido desde un enfoque interdisciplinar. En el año 1994 se crea la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés -SEAS. Uno de los principales objetivos de esta sociedad era promover el desarrollo de actividades científicas y profesionales centradas en el estudio de la ansiedad, el estrés y áreas relacionadas. Con ello se pretendía crear un foro de intercambio interdisciplinar, desarrollar e impulsar la investigación, dar a conocer los nuevos avances científicos y compartir experiencias profesionales.

Nuestro objetivo, y digo nuestro, porque con satisfacción he sido testigo de la creación y del proceso de crecimiento y expansión de la sociedad, se ha cumplido con éxito. En la actualidad, la SEAS agrupa a más de 300 miembros procedentes de diversas disciplinas científicas (como son la psicología, la psiquiatría, la medicina, la biología, la farmacología o la pedagogía), que llevan a cabo su trabajo en los ámbitos universitario y profesional, y cuya labor investigadora y clínica se centra fundamentalmente en el campo de la ansiedad, el estrés y otros temas relacionados.

Psic. Alexandra Navarrete.

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